Señoras y señores,
No se pueden ocultar las profundas emociones, el puro cariño que brota desde el corazón y los sentimientos que se despiertan por dentro, cada vez que interactúo con mis compañeros abogados. Estos sentimientos se intensifican cuando se trata de participar en la inauguración oficial de la formación de los jóvenes abogados de Ilustres Colegios.
El origen de estos sentimientos no es solo por la cálida bienvenida que percibimos, generosa hospitalidad o la insistente invitación por parte de los abogados. Es más bien por el presentimiento creciente de responsabilidad conjunta hacia el presente y futuro compartido de la justicia en nuestro país. Por consiguiente, estoy agradecido al Sr. decano del Ilustre Colegio de abogados de Tánger, por alimentar en mí esos sentimientos esta tarde, y por darme oportunidad de comunicarme con mis compañeros miembros del Ilustre Colegio, por ello agradezco al Sr. presidente, a los decanos y abogados pertenecientes al Ilustre Colegio de Abogados de Tánger por su generosa invitación y buen trato, y también por arraigarse a esta tradición.
Señoras y señores
El Ilustre Colegio de Abogados de Tánger ha elegido el Lema: “la cualificación del abogado en formación, una apuesta para un mejor futuro profesional” para la Conferencia de formación de este año. Es un lema que resume todas las esperanzas y ambiciones a las que debe aspirar la abogacía, Esto debería ser objetivo para todos los Colegios de Abogados de Marruecos. Porque la abogacía, al igual que la judicatura, en cuanto que profesión para establecer la justicia, requiere a quienes la ejercen tener un conocimiento completo de la ley, que estén familiarizados con la jurisprudencia, y que tengan asimilado todos los procedimientos, todo ello en un alto nivel de competencia. De hecho, el justiciable acude un abogado para que defienda sus intereses por la calidad de servicios. Asimismo, la adopción de las leyes para la exclusividad de defensa por parte de los abogados, encuentra su base en este fundamento, por consiguiente, no se acepta que el abogado, al igual que todo profesional especializado, no tenga un alto nivel de competencia profesional.
Por ello, creemos que el interés del Estado y las instituciones profesionales, principalmente los Colegios de Abogados, en la formación de abogados, es un eslabón esencial en la reforma del sistema de justicia. Pues la calidad de las sentencias judiciales no se alcanza solo por el papel del juez, sino se afecta también por el rendimiento de los diferentes profesionales pertenecientes al sistema judicial, esencialmente los abogados, cuyas mociones, alegaciones, defensa y replicas tienen un papel importante en la calidad de la sentencia judicial. Al igual que otros profesionales como los peritos, gestores procesales, funcionarios de justicia y otros, su desempeño afecta la calidad de los servicios de justicia.
En este sentido, creemos que la contribución y la supervisión por parte del Estado a la formación de los actores de la justicia es un pilar esencial en la reforma del sistema de justicia.
También consideramos que la reforma deseada debe apoyarse sobre la calidad de la formación básica, la imposición de la formación continua y la promoción de la formación especializada de todos los profesionales que ejercen en el ámbito de la justicia. Además de la necesidad de modernizar el sistema judicial y agilizar la realización del juzgado digital, no solo proporcionando medios tecnológicos y programas informáticos, sino también cualificando a todo el personal del sistema judicial. Pensamos que la demora en completar este eje puede costarle al sistema fuertes pérdidas y que los ciudadanos pierdan oportunidades reales para que se beneficien de los servicios tecnológicos modernos y sus innumerables ventajas.
Por otra parte, creemos, y no nos cansaremos de repetirlo, que la moralización es la principal introducción a la reforma del sistema judicial, y que cultivar el árbol de la ética en los abogados jóvenes es un deber profesional compartido por los Ilustres Colegios, abogados en ejercicio, judicatura y el mismo Estado. Para que sus raíces se extiendan, se hagan más fuertes, para resistir a las desviaciones morales, que pueden surgir por las difíciles condiciones financieras de los jóvenes abogados al comienzo de sus carreras, algunas de las instigaciones que se les ofrecen y su falta de experiencia. No es necesario mencionar que la abogacía, al igual que la judicatura, no tienen fundamento sin ética. Solo la ética profesional hace que el abogado utilice sus conocimientos y competencias en beneficio de la justicia y ayudar al poder judicial a dictar sentencias justas. Por supuesto, el conocimiento sin una moral orientadora se convierte en un arma de destrucción y demolición. Esto es incompatible con la nobleza, el honor y legado de la abogacía. Y su papel en la asistencia a la judicatura y la contribución a lograr la justicia.
Si bien la cualificación de abogados, jueces y otros agentes del sistema judicial se realiza mediante una formación de calidad, continua y especializada, y con el interés por la ética profesional, que todas las profesiones respetables buscan regular mediante códigos de ética. Además de la modernización del sistema judicial y digitalización de los procedimientos y métodos de trabajo entre los jugados y los profesionales. La consciencia profesional sigue siendo la guardiana de la verosimilitud de todas las misiones de la justicia. No cabe duda de que todos recordamos las palabras de Su Majestad el Rey que Dios Le asista en el aniversario de la fiesta del trono de 2013 en referencia a la reforma de la justicia: “Efectivamente, por muy importante que sea esta reforma y por cuantos textos orgánicos y mecanismos eficientes hayamos movilizado, "la conciencia responsable" de sus actores será siempre la verdadera prueba de su reforma e incluso la base para el éxito de todo este sector.”
No cabe duda de que los fundamentos más importantes de esta reforma, entre los que destaca la conciencia responsable, están al alcance de la inmensa mayoría de los jueces y abogados, y del resto de quienes pertenecen a las profesiones judiciales. La motivación y puesta en marcha de estos fundamentos depende de lo que hagamos los responsables de estas profesiones, cada uno desde su cargo. Mediante cooperación, colaboración y participación al servicio de los intereses de la justicia, de las aspiraciones de los ciudadanos y de las expectativas de Su Majestad el Rey, que Dios Le Asista.
Al dirigirme a ustedes desde Tánger, recuerdo a grandes abogados que destacaron por su conciencia y lealtad a lo sagrado de la nación, han contribuido desde deferentes puesto a defender los derechos humanos y la justicia, los interese óptimos del país, principalmente el derecho en una judicatura justa y equitativa. Por eso estoy plenamente consciente de que han brotado buenos frutos y brotarán de las muchas semillas de la abogacía que pertenecieron a esta cuidad a lo largo de la historia, desde Ibn Batuta hasta nuestros días.
(Ellos son los que Dios ha guiado, sigue su ejemplo).
Al An’am, verse 90.
Wassalamu alaikum warahmatullah wabarakatuh.
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